Este es un escrito simple, como muchas cosas en este mundo no es necesario hablar de algo complejo, en el sencillo devenir de la vida de un ser humano pasan tantos y tantos sucesos que fácilmente podrían escribirse cientos de miles de libros relatándolos. Si pudiese contarse y escribirse la historia de cada ser humano en este mundo no habría espacio en el metaverso para contenerlas. Millones de vidas son serenas: dedicarse a un oficio, encontrar una pareja, criar una prole, tener amigos y compartir tiempo con charlas sobre lo que se vive en el día a día. Unas miles sobresalen entre las demás, ya sea por situaciones fortuitas terribles (nadie dijo que la vida no te daría sorpresas) o por momentos de oportunidad, de esa mal llamada suerte o destino que hace que vibres de forma diferente: sobrevivir a un terremoto o un accidente de avión, ganarse la lotería, tener una idea poderosa y desarrollarla, vivir un momento de intensa violencia o de sorprendente bondad. Solo unas pocas sobreviven al tiempo para alcanzar la inmortalidad: un talento especial en cualquier área, una fortuna heredada, un invento tan increíble y genuino que cambia la historia de todos: el que desarrolló el concepto de la computadora, la cantante que llena estadios en todo el mundo, el que escribe y desarrolla conocimientos que revolucionan todo en lo que creemos. Podría pensarse que son esos pocos los que definen la realidad para todos, pero la gran verdad es que, son los millones de vidas sencillas, esas que pasan desapercibidas, las que moldean al universo.